Experiencia a bordo Mercedes-AMG GT S

 

UN MONSTRUO QUE SONRÍE TODOS LOS DÍAS

Bastante hemos hablado de la marca más antigua del mundo de los automóviles, su experiencia trayectoria, fama y muchísimos otros apelativos que le describen mínimamente como marca y a cada uno de sus productos. Tener un auto Mercedes-Benz, cualquiera sea la clase, modelo, diseño o generación, es un privilegio para los afortunados que lo logren. Muchos de sus autos del pasado son considerados maravillosos clásicos, otros del presente le apuntan a  convertirse en ello. Gran parte de esa responsabilidad reposa sobre su división AMG encargada de desarrollar la tecnología y productos de punta de los autos deportivos de la mítica estrella de tres puntas.

DISPONIBILIDAD DE LO MEJOR

La estrategia de ventas para Colombia no ha escatimado ninguna restricción por parte de Daimler AG, la histórica casa matriz alemana, pues se disponen en el catálogo de ofertas para el mercado local de casi todos los modelos disponibles en el mundo y maravillosamente existe la posibilidad de optar por su máximo exponente deportivo actual, su icónico modelo Mercedes-AMG GT S. Fue presentado en primicia para Latinoamérica en el XIV Salón Internacional del Automóvil de Bogotá (Ver video) hace más de un año y en Medellín deslumbró en el ExpoCar de 2015 (Ver), cuando el público local pudo verle muy de cerca y escuchar rugir por momentos su potente motorización, también le vimos rodas en Tocancipá en ocasión del AMG Performance Tour Colombia 2015.

Maciautos en aquellos momentos lo mostró en fotografías y algunos videos a su audiencia, pero se nos ha cumplido el sueño de convivir con este “monstruo”, de experimentar por un breve tiempo las sensaciones inigualables que generan estas exclusivas piezas de la tecnología automotriz. ¡Las fotografías hacen suspirar, pero rodar sobre el máximo exponente Mercedes, en definitivo, es delirar! Mencionamos solo Mercedes, pues en adelante los autos más deportivos no llevarán el apellido Benz, sino serán siempre Mercedes-AMG.

 

PERDIENDO EL ALIENTO

Abordamos con todos los testigos fotográficos y fílmicos que dejasen la evidencia de nuestra experiencia a bordo de este monstruo disfrazado de automóvil. Casi la mitad del auto es la “trompa” o el recinto donde se ubica el motor y las ruedas delanteras. Bajos sus hermosas y curveadas formas y líneas se encuentra el máximo exponente de ingeniería motriz de Daimler, Mercedes o AMG, que al final son el mismo creador. Precedido de una gigantesca toma de aire, “parrilla”, sellada en el centro por la gigantesca estrella, se ubica el motor V8 biturbo de 4.0 lts. que generan 510 Hp y cerca de 480 Lb-ft de torque, tecnología muy probada, que viene desde la Fórmula 1, donde hace años Mercedes-Benz domina a su antojo la máxima categoría del automovilismo. El resto del GT S contiene el habitáculo para los dos afortunados integrantes de la aventura a bordo y la muy corta parte trasera o “cola” que alberga las gigantescas ruedas posteriores y el baúl, al que se accede por una amplia compuerta con el vidrio, “fastback”; su diseño finaliza con las pequeñas luces traseras horizontales o “stop” con luces led y en el  parte inferior de la defensa están las salidas del escape empotradas y en medio de ellas, la línea de luces de reversa. Dos puertas laterales sin marcos nos reciben en un interior muy lujoso y tecnológico, con los consabidos y ya conocidos lujos y amenidades  vistos en otros autos de la marca, las rejillas redondas de la ventilación, la pantalla central de navegación, los múltiples comandos en la consola central entre puestos, las sillas de labrada forma para la sujeción forradas en fino cuero, tablero, relojes, interruptores, timón y todos los accesorios internos evidencian los acabados y calidad esperados en Mercedes.

 

ENFRENTANDO AL MONSTRUO

El aliento empieza a perderse al cerrarse las puertas, la sensación de haber ingresado a una especie de módulo espacial es obvia, las pequeñas áreas de cristal limitan un poco la vista al exterior, lo lógico en un superdeportivo como este. El piloto previamente entrenado en la AMG Academy está más que preparado para deslumbrarnos o asustarnos en lo que inmediatamente viviríamos. El monstruo despierta al toque de un botón y el rugido acelera las pulsaciones. Su experimentado domador nos anima, describiendo las bondades y maravillas que experimentaríamos en breve. Él está óptimamente ubicado frente al timón desde donde divisa todo lo necesario para que el monstruo devore kilómetros de carretera. Toque sutil del pedal de aceleración luego de ubicar el selector de velocidades de muy retrasada ubicación y operar las bieletas tras el timón, los gruñidos halan impetuosamente la blanca bestia hasta la carretera. Una vez allí y acelerador a fondo, el escape exhala gruñidos, rugidos o hermosa melodía como se quieran describir los emocionantes sonidos que emana el corazón del GT S.

 

Pegados contra el espaldar del asiento, es difícil operar mis distintas cámaras, pues la confusión es total a bordo. ¿Qué hacer? ¿Agarrarme, mirar a través de los lentes de las cámaras, mirar los relojes que exhibe el navegador central  que detallan la entrega de potencia y torque, mirar los relojes de velocímetro y tacómetro, ver como se fulminan los kilómetros en la vía, ver desaparecer tras mí el tráfico y el paisaje, escuchar al piloto, preguntarle, sonreír? Son muchas cosas para hacer  a  ??? Kilómetros por hora (cifra que no diré para no reconocer las posibles infracciones). Todo necesariamente debía hacerlo, para gozarme esta inigualable experiencia y vivir con pruebas para contarlo.

El monstruo adherido como en rieles al camino se retuerce con cada imperfección y movimiento del volante, transmitiendo cada sensación y emoción, quizás el copiloto crea que va ser expulsado de la cabina, pero el piloto delira de emoción y extrema confianza, pues el GT S exactamente le dice: ¡vamos, dame más! Afuera todos giran sus cabezas  boquiabiertos para ver el fugaz paso del monstruo y preguntándose: ¿Wow, qué fue eso? ¡Pues yo, emocionado, a bordo del exclusivo Mercedes-AMG GT S!

Hemos logrado hacerlo todo, conducir, conversar, preguntar, responder, filmar, fotografiar, mirar controles, deleitarnos del paisaje y la vía, sonreír, reír y gozar esos minutos épicos en los que pudimos con orgullo pensar: ¡domamos al monstruo!

 

¿QUIEN QUIERE UNO?

Tiempo atrás era impensable la presencia de “superautos” en Colombia, pero el desarrollo que ha ido experimentando, no solo la economía, sino también la infraestructura vial del país ha permitido que existan clientes que se arriesguen a tener una de estas joyas en su garaje. Siguen siendo exóticas pero ya no es inverosímil ver en cualquier vía del país algún espécimen de ensueño con el logo Ferrari, Maserati, Porsche, Lamborghini, McLaren o cualquier otro, pero Daimler AG le apostó a poner en el mercado colombiano su mejor exponente y ya circulan varios Mercedes-AMG GT y la lista de espera está creciendo, por lo cual la aventura de la superestrella alemana de tres puntas podemos decir ha sido más que exitosa. Algo más de $400 millones y a esperas del aumento de la devaluación, es una verdadera “ganga”, pues es un precio muy inferior a lo que ofrece esta “bestia” que todos quisieran tener.  Por nuestra parte quedamos con sensación de revancha, que no fue suficiente y que tenemos la valentía para pasar horas, días, y más tiempo domando una bestia así o cualquier otra, hasta volverla dócil y cotidiana. Estamos siempre a la caza de cualquiera otra que encontremos en nuestro camino.

ISAAC PEREIRA MÁRQUEZ

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.