Cómo debe ser el manejo ambiental de llantas usadas?

 

El crecimiento de la economía colombiana de los últimos 15 años ha traído consecuencias de todo tipo: si bien los habitantes han mejorado su calidad de vida y hoy día hay muchas menos personas en situación de pobreza y miseria, el consumo de bienes y servicios deja una responsabilidad por asumir: los desechos.

Para nadie es un secreto el importante incremento de las ventas de vehículos, pues con estos se estimula el comercio de un sinnúmero de combustibles, lubricantes, accesorios y autopartes de recambio, entre ellas, un estimado de nueve millones de llantas anuales.

La cifra no es descabellada pues si bien hay más de 8 millones de matrículas vigentes de vehículos automotores, y se tiene un estimado del 10% fuera de servicio, hay numerosos tractocamiones con remolque que requieren de reposición anual de estos elementos.

Este volumen de nueve millones de llantas usadas va a parar a varios lugares: en buena proporción, se queda en las servitecas en el momento de la reposición, pero hay otro porcentaje que va a parar como basura en calles, canales, ríos y potreros. Las que se quedan en los centros de servicio tienen un mejor final, el cual veremos a continuación.

Un desecho peligroso

Es de entender que las llantas deben ser consideradas como un residuo peligroso, en caso de no contar con una adecuada disposición, pues, además de degradarse en unos 500 años (es decir, si don Cristóbal Colón hubiera arribado en carro a las Indias y si por el viaje hubiera sido necesario cambiarle las llantas a su vehículo, solo hasta ahora estarían siendo absorbidas por la naturaleza) tienen la particularidad de que ante altas temperaturas pueden experimentar combustión espontánea -incendiando lo que esté a su alrededor-.

Además, por su forma, si están a la intemperie son foco de incubación de mosquitos y enfermedades, con posibilidades de convertirse en posible nido de ratas. Mejor dicho, las servitecas, los desguazaderos y las comunidades en general deben procurar un adecuado almacenamiento temporal de las llantas fuera de uso mientras son dispuestas por algún gestor ambiental autorizado. Dada la experiencia de casi dos años de Cesvi Repuestos en el tratamiento de vehículos fuera de uso y teniendo en cuenta lo dispuesto en la Resolución 1457 de 2010 del ministerio del Medio Ambiente, las llantas usadas deben tener un cuidado especial desde el mismo momento en que dejan de prestar su servicio.

En Cesvi Repuestos, una vez se desmontan del vehículo donde venían instaladas, las llantas tienen un primer paso en el ciclo de producción: se clasifican en aptas para ser reintegradas al mercado o no aptas con el fin de realizar una adecuada disposición final.

Grupo reutilizable
A Cesvi repuestos llegan numerosos vehículos fuera de uso producto de fuertes colisiones que hacen inviable su reparación. Sin embargo, en no pocas ocasiones estos vehículos conservan sus llantas en buen estado, por lo cual sería un desperdicio de energía y recursos si se decidiera desintegrarlas.

Por el contrario, aquellas que conserven sus aros en perfecto estado, cuyos labrados presenten suficiente profundidad para asegurar buen desempeño en la vía y que los puntos de desgaste dejen margen de vida útil, reciben la clasificación Tipo A, es decir, apta para la venta a cualquier persona a través de los canales de comercialización de Cesvi Repuestos.

Así mismo, hay otras llantas que si bien no están en perfecto estado, por presentar un desgaste parejo, sin parches y con buena cantidad de labrado, reciben la clasificación Tipo B y también se comercializan, pero con un precio más asequible. En ningún caso se comercializan llantas que tengan defectos porque se puede poner en riesgo la seguridad del usuario.

De otra parte, cabe dejar en claro que desde que se desmontan del rin y hasta el momento en que se comercializan no pasa más de una semana y, entretanto, se apilan en la bodega de Cesvi Repuestos que es bajo techo sobre una superficie de concreto.

Grupo reciclable
Las llantas que están irremediablemente dañadas, se clasifican en el grupo de las reciclables. Estas llantas tienen desgaste irregular, labrado en mal estado, malformaciones y la presencia de parches vulcanizados.

Por alguna de estas razones Cesvi Repuestos prefiere entregarlas a un gestor ambiental para que, a su vez, las haga llegar como materia prima a otras industrias. Mientras tanto, Cesvi Repuestos las almacena en un contenedor cerrado y debidamente marcado. En su interior se apilan de suelo a techo al abrigo de agua y luz.

Cuando la capacidad del contenedor se acerca al 80%, los funcionarios de Cesvi Repuestos llaman al gestor ambiental para que las recoja y lleve a desintegración.

Ciclo final
Aun cuando la disposición final de las llantas no hace parte del proceso de Cesvi Repuestos, las normas ambientales tienen muy bien definido cómo debe ser el proceso de desintegración. Consta en la norma que las llantas deben ser recogidas y transportadas en vehículos debidamente equipados para tal fin, es decir, que no permitan el riesgo de que una llanta se caiga a la vía.

Las fases posteriores al transporte son como siguen:
* Clasificación: se determina de las llantas recolectadas cuáles tienen la posibilidad de ser reutilizadas o reencauchadas.

* Proceso de reciclaje: etapas de desintegración

* Clasificación de materiales: terminado el proceso de reciclaje, la máquina se encarga de separar el material textil, el caucho y el acero para su posterior almacenamiento y distribución de materiales.

Las etapas de desintegración incluyen la destrucción de la llanta por medio mecánico con un molino especial. Luego, con la aplicación de tratamientos a temperatura ambiente o criogénico, se separan los materiales –caucho y metales- para su posterior aprovechamiento en otras industrias, mediante desvulcanización, recuperación, modificación o pirólisis.

Sin embargo, modernamente a las llantas usadas se les encontró una aplicación bien particular: dado el arrasamiento de los corales y su consecuente impacto negativo en la flora y fauna submarina, las agencias ambientales encontraron que sumergiéndolas se pueden recuperar estos hábitats para beneficio de la naturaleza. Las llantas usadas también se pueden usar como barreras acústicas, barreras delineadoras y, por supuesto, en los parques infantiles.

Por su parte, las llantas trituradas tienen numerosas aplicaciones: Rellenos ligeros, pistas de atletismo, carreteras y construcción.

Consecuencias del almacenamiento inadecuado
Existen básicamente cuatro impactos asociados con el inadecuado almacenamiento de este tipo de residuos:

* Proliferación de vectores como mosquitos y roedores debido al estancamiento de las aguas y la inaccesibilidad de zonas de almacenamiento (se recomienda perforar las llantas antes de almacenarlas a la intemperie para que el agua fluya).

* Riesgo de incendios incontrolables en lugares donde se apila gran cantidad de llantas sin la apropiada distribución y medidas de control mínimas.

* Riesgos de derrumbe cuando se apila gran cantidad de llantas de manera inadecuada.

* Deterioro del entorno y del paisaje debido al apilamiento inadecuado.

Y, claro está, ni hablar del serio daño ambiental que provoca la quema a cielo abierto, pues respirar esos humos puede llevar a la muerte por intoxicación o, al menos a un serio cuadro de cáncer pulmonar.

Como quien dice: si tiene llantas viejas, no las tire ni almacene; para eso existen los gestores ambientales autorizados que saben cómo almacenarlas y llevarlas a disposición final.

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